jueves, 10 de enero de 2013

Nunca conozcas a alguien cuyo corazón ya tiene dueña.

¿Alguna vez has amado tanto a alguien, que duele no tenerlo a tu lado?

En verdad, espero que no.

Espero que nunca hayas sentido esa angustia de no poder decir o actuar lo que sientes.
Espero que no hayas conocido a nadie, cuyos (a)brazos parezcan ser infinitos.
Alguien tan perfecto y bello para ti, que empieces a fantasear con las aventuras que podrían vivir juntos (o que quizás, quién sabe, ya vivieron).
En verdad espero que nunca conozcas a nadie, cuyos consejos sean los más sabios y atinados, y sean los primeros que busques,
siempre.
Por favor, jamás conozcas a un (buen) bailarín, cuyos movimientos se complementen tan bien con los tuyos que sientas que no hay nadie más en la pista, alguien con tanta magia que pueda hacer  que ese baile, y esa música, y ese momento
sean eternos.

Pero sobre todo, no conozcas a alguien que ya está ocupado, alguien cuyo corazón ya tiene dueña.

No lo hagas.
Te lo imploro.

En caso de que conozcas a alguien, con todas (o alguna) de las características que acabo de describir, huye. Corre antes de que sea demasiado tarde. Antes de que sus consejos y sus (a)brazos y sus bailes, te enamoren.

Porque créeme, si esto llega a pasar, ya no hay nada que hacer.

Te descubrirás a ti misma con la imagen del susodicho rondando en tu mente, noche y día. En la mañana, a la hora de la comida, cuando hagas tu rutina de ejercicio y cuando estés a punto de ir a dormir, su voz sonará en tu cabeza como si se encontrara a tu lado, pero no te molestes en voltear, él no está ahí.

Y es que, es imposible darte cuenta del momento en que tu corazón te deja de pertenecer, no puedes decir: "¡Hasta aquí! Porque si sigues, mañana seguro me enamoro."
Simplemente un día, sin aviso previo ni razón alguna, mientras se abracen, te sorprenderás a ti misma implorándole a todos los santos en los que nunca has creído, que ese abrazo nunca se acabe, que el tiempo se detenga y que ustedes se queden ahí,
para siempre.

Por eso te digo, que en cuanto conozcas a alguien así, inventa que tienes que ir a cuidar a tu abuela ya muerta, date media vuelta y camina, y por favor, no mires atrás.

Ahora que si te gusta el masoquismo y esto de sufrir es lo tuyo, hazlo. Ve tras ese alguien perfecto para ti y enamórate. Ámalo tanto que su ausencia te duela en lo más hondo del alma.

Pero eso sí, por ninguna razón intentes que se enamore de ti. Porque si lo logras, esto sí es un verdadero suicidio.