miércoles, 5 de diciembre de 2012

Señorita Felicidad.

Si me preguntas qué es la felicidad, o cómo se llega a ella, te diría que honestamente no lo sé.

No sé si soy la mejor persona para contestar eso.

No sé qué es eso que siento al pisar y escuchar el crujido de las hojas secas de los árboles.

No sé qué es lo que siento cuando veo a mi hermana bebé reír, ni aquello que siento cuando veo a mi perro revolcarse en el pasto ladrando a todo pulmón.

No tengo idea de cómo llamar a eso que siento cuando un extraño me sonríe, y ni siquiera podría describir lo que pasa en mi interior cuando veo el cielo estrellado.

Definitivamente, no puedo nombrar ese mini-infarto que me da cuando llego a casa y mamá preparó mi platillo favorito, ni el cosquilleo que recorre mi piel cuando logro llegar temprano a clases, ni el dulce sabor de una cerveza bien helada.

Y mucho menos podría asegurar lo que siento al escuchar una de mis canciones favoritas.

Sería impensable tratar de ponerle un nombre a esa sensación que experimento cuando encuentro el par de mi arete en la bolsa de alguna chamarra, o de un pantalón, o en el fondo de mi mochila; ni lo que siento cuando un abrazo me hace olvidar todas las penas del día.

No sé qué es la felicidad, ni cómo se llega a ella, y mucho menos sé cómo conquistarla y hacer que se quede a mi lado.

No sé si hay que buscarla, o si llega solita la mañana siguiente a una noche de copas en la que no hay resaca.

No sé nada de ella, nunca la he conocido personalmente, nunca la he tocado ni visto, ni tampoco escuchado hablar.

Yo no sé si se esconde de mi, o tal vez yo de ella.

Lo que sí sé, es que estoy harta de que todos hablen de ella, como si fuera una señorita a la que puedes invitar a cenar, y después de tres o cuatro citas llevártela a la cama y encerrarla ahí para que nunca te deje.

Lo que también sé, es que la vida no es feliz o triste, la vida sólo es.

La vida es eso que pasa mientras uno se preocupa por encontrar a la señorita llamada Felicidad, y al final se da cuenta que siempre estuvo debajo de su cama.


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